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Se derrumba el mito morenovallista
Por Rodolfo Herrera Charolet

Si bien es cierto que en esta elección intermedia federal y la penúltima de Rafael Moreno Valle Rosas para manipular elecciones a su antojo, únicamente perdió mayoría de operación política en el ámbito federal, también lo es que al igual que sus antecesores su imagen deteriorada sigue derrumbándose acompañada del mito de gran alquimista electoral.

El mayor mérito de Rafael Moreno Valle Rosas fue arrebatarle a Javier López Zavala la gubernatura y con ella la construcción de un bloque partidista amplio que le permitió el control absoluto del Congreso, en donde los diputados verdaderamente PRIístas fueron reducidos a su mínima expresión, como una oposición incipiente sin oportunidad de trascender en la vida política y legislativa.
Entre ellos de los pocos que fueron agraciados con curules y que decidieron traicionar los colores priístas para aventurarse en candidaturas que no dieron fruto y que fueron benefactores durante varias elecciones y que ocuparon cargos públicos gracias a un poderoso PRI.

Otros desde el inicio de la administración morenovallista, no panista del Estado, abandonaron las filas PRIístas para ser benefactores del sistema, sin embargo nadie reparó o actúo en consecuencia de las rémoras que desde la trinchera priísta operaron a favor del gran alquimista, quien sin mucho esfuerzo logró cooptar dirigencias y voluntades.

Dos elecciones después, cuando no se hicieron grandes alianzas mafiosas de la búsqueda del poder por el poder, la factura de agravios morenovallistas fue cobrada, con traiciones cantadas como la de Movimiento Ciudadano, en donde su dirigente nacional enfocó sus baterías hacia Jalisco y Nuevo León entidades que le aportaron más de la mitad de la votación nacional del partido y con casi un millón de sufragios, le permitió a Convergencia ahora llamado Movimiento Ciudadano, el de salvar el registro y convertirse en una fuerza política que le permitirá negociar su alianza en el 2018.

Uno de los grandes damnificados es sin duda el propio Rafael Moreno Valle Rosas, puesto que durante su mandato el PRI nuevamente es la primera fuerza política del Estado, con posibilidades de tener mayoría de diputados contrarios a sus aspiraciones y que sin duda serán guardianes en el cobro de sus afrentas, encabezados por dos principales operadores políticos que se convertirán en las principales cartas para la candidatura de la próxima gubernatura.

A 24 horas de haberse realizado la jornada electoral, la mitad de los distritos federales electorales estaban en manos del Partido Revolucionario Institucional, con posibilidad de sumar otro a su causa. La fortaleza morenovallista a las 2 de la madrugada del día 8 de junio se desmoronó en un suspiro y con ella el mito de gran operador político.

Otros damnificados son sin duda, algunos periodistas que en su comodidad pretendieron operar a favor del alquimista y en contra del partido que mantiene su influencia desde la presidencia de la República y quien tiene los resortes legales para, en su caso, aplicar la ley. Más aún cuando las afrentas se hicieron con el descaro propio del chantaje y el tiro les salió por la culata. 

El próximo diputado federal de la Mixteca Poblana sin duda encabezará o será secretario de la Comisión de Hacienda del Congreso de la Unión, posición desde la cual, el garrote de la ley será inflexible y sin posibilidad de acuerdo. En esta línea deberán cuidarse, entre otros, el aún diputado federal Enrique Doger Guerrero, luego de que sus principales operadores políticos o identificados con él, obstruyeran la voluntad del gobierno federal de mantener mayoría en el H. Congreso de la Unión y actuaron soterradamente en su contra.

Pero apartándonos de los grandes perdedores, los virtuales ganadores y las venganzas o facturas políticas por cobrar, los resultados electorales traerán beneficios para Puebla, en virtud de que el Partido Acción Nacional deberá recobrar el control que debe tener como partido político, como ya lo reclama su voto duro y no como pelele del poder.

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